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Delfina Sánchez

Los incendios forestales arrasan Canadá y amenazan el ecosistema y la salud de millones

Desde el mes de enero las llamas han consumido 3,8 millones de hectáreas de bosque, cuando la media desde 1990 es que los incendios forestales queman un total de 2,5 millones de hectáreas al año.


Los incendios forestales en el país norteamericano suelen ocurrir anualmente. Sin embargo, esta temporada es descrita por el Ministro Federal de Seguridad Pública, Bill Blair, como una de las peores del siglo XXI en Canadá, además de presentar enormes impactos en su país vecino, Estados Unidos (EE.UU.). En lo que va del año, los incendios cada vez más intensos obligaron a evacuar miles de personas y más de 28.000 km2 llevan arrasados por el fuego.


El humo de aproximadamente 362 incendios forestales se ha extendido por los principales centros urbanos canadienses: Ottawa, Quebec, Toronto y Ontario, además de haber bajado hacia la costa este de los EE.UU., afectando en mayor medida a Nueva York y Washington, como también a Chicago y Pittsburgh y los estados sureños de Virginia, Carolina del Norte y Carolina del Sur. Por otro lado, se espera que un frente frío empuje el humo todavía más hacia el sur.


En cuanto a la cuestión de salud, la calidad del aire en las locaciones afectadas se encuentra entre las peores a nivel mundial, consecuencia de las partículas liberadas en los incendios. La ciudad de Nueva York se encontró al tope del ranking de IQAir, una plataforma que mide en tiempo real la calidad del aire y la polución en determinadas ciudades, marcando un índice de 342 y sobrepasando la cifra de 301, calificada como “peligrosa”. Además, el humo es capaz de causar problemas de salud para grupos sensibles como ancianos, niños y personas con problemas respiratorios, y es considerado insalubre para cualquier ser vivo.


CNN Latinoamérica señala que “el humo de los incendios forestales contiene partículas muy pequeñas, o PM2.5, el contaminante más pequeño, pero también el más peligroso. Cuando se inhala, puede viajar profundamente hasta el tejido pulmonar y entrar al torrente sanguíneo. Proviene de fuentes como la combustión de fósiles, tormentas de polvo e incendios forestales, y se ha relacionado con una serie de problemas de salud como asma, enfermedades cardíacas y trastornos respiratorios”. Cabe destacar que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2016, por ejemplo, alrededor de 4,2 millones de muertes prematuras estuvieron asociadas con esas partículas finas.


Cambio climático


En uno de los últimos reportes de científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) del año 2021, se llegó a la conclusión de que el clima que propicia los incendios es aquel caluroso, seco y ventoso, condiciones que se dan de manera creciente en cada vez más regiones del mundo, haciendo que el problema se presente de forma más común a medida que el cambio climático se hace más intenso.


Es posible atribuir la principal causa al clima, habiendo sido esta primavera una de las más cálidas y secas, provocando que los bosques se quemen más rápido y abarcando más territorio. En Canadá, las precipitaciones de la temporada han sido un 50% inferiores a lo habitual. Este tipo de condiciones hace que muchos de los incendios inicien con rayos que no son acompañados por lluvia, siendo el 85% de los incendios causados por éstos. Adicionalmente, un estudio realizado en 2018 por el Canadian Journal of Forest Research demostró que hubo un aumento significativo en el número de incendios y áreas quemadas en Canadá desde 1959, con la temporada de incendios comenzando aproximadamente una semana antes y finalizando una semana después.

La situación no es extraña en un planeta que se calienta cada vez más: los fenómenos meteorológicos extremos se irán acrecentando cada año en mayor medida, mientras los récords climáticos son quebrados anualmente alrededor del mundo.


Un factor clave a tener en cuenta en relación a la extinción y riesgo del incendio es el llamado “vapour pression déficit” (VPD), una medida que analiza que tan bien la atmósfera puede absorber la humedad de las plantas. Cuanto más alto es el déficit, es más probable que los árboles y otros tipos de vegetación se enciendan. Un estudio del 2022 de la American Meteorological Society evidenció que en los últimos años este déficit tendió a aumentar.

Por otro lado, Canadá se apartó de las prácticas tradicionales de incendios planificados, que tienen como objetivo quemar el sotobosque, es decir, la vegetación formada por matas y arbustos que crece bajo los árboles de un bosque o monte, y prevenir que los incendios se salgan de control. Además, la plantación de especies de árboles más comerciales, pero menos tolerantes al fuego, hace que la propagación de los incendios sea más fácil (según el Canadian Council of Forest Ministers). Un sumario del IPCC identificó que la supresión de incendios por parte del hombre en ecosistemas naturalmente adaptados al fuego es una de las formas en que el humano se adapta pobremente al cambio climático.


Implicaciones para el ecosistema y la actividad económica


Uno de los temas más preocupantes es el efecto de los incendios forestales en los bosques boreales de Canadá, ya que estos son el bioma más grande del mundo y ocupan vastas extensiones del hemisferio norte. Este importante ecosistema es un sumidero de carbono ya que almacena entre el 30% y 40% de todo el carbono del mundo, convirtiéndolo en una herramienta vital de contención de la crisis climática. Perdiendo grandes extensiones de vegetación se incrementa la contracción de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Los bosques como el de Cathedral Grove o Strathcona Provincial Park presentan santuarios de la biodiversidad, siendo sus árboles hogar de aves migratorias, los ríos y arroyos un hábitat vital para peces y organismos acuáticos, y previendo alimento y refugio a mamíferos en la densa vegetación.


En cuanto a la economía, ésta ya paga las consecuencias de la crisis climática: de acuerdo a un estudio publicado en noviembre por el Director Parlamentario del Presupuesto Federal, los efectos del cambio climático provocaron en el año 2021 una disminución del 0,8% del Producto Bruto Interno, y, de acuerdo a sus predicciones, este valor podría alcanzar el 2,4% en 2050. Asimismo, los incendios forestales también afectaron a las empresas, y muchas compañías mineras suspendieron sus actividades en Quebec, por ejemplo.


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