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Las acciones climáticas como una oportunidad para reducir las brechas de género

Triana Callegari

Directora en Comunicación en temas de ambiente y cambio climático FNGA


En el contexto social actual, los efectos del cambio climático pueden profundizar las desigualdades de género ya existentes. Los más perjudicados ante un evento climático, son las personas en situación de pobreza y marginalización, entre las cuales se encuentran las mujeres.



Generalmente tienen menos capacidad de hacerle frente a los riesgos que conlleva la crisis relacionada al medio ambiente. De esta manera, las consecuencias del cambio climático se transforman en una carga adicional para estos grupos y sus impactos pueden profundizar la división sexual del trabajo y la injusta organización social del cuidado.


Desafíos de mujeres y disidencias frente al cambio climático


La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, indicó que “los patrones culturales patriarcales, discriminatorios, violentos y el predominio de la cultura del privilegio continúan en América Latina y el Caribe y también se manifiestan en la problemática del cambio climático. Si bien las mujeres han sido las guardianas de la biodiversidad y poseen conocimientos específicos y valiosos que pueden proporcionar soluciones sustentables frente al cambio climático, los patrones culturales patriarcales tienden a excluir e ignorar los conocimientos de las mujeres”.


Uno de los primeros desafíos que se presenta, es el de la participación efectiva de mujeres y de diversidades sexuales en la implementación y diseño de políticas. Para lograr hacerle frente a esta situación, es necesario aumentar su representatividad en espacios de toma de decisiones.


En vinculación a este contexto, otro de los desafíos a enfrentar es que los trabajos de cuidado recaen en su mayoría sobre las mujeres, lo que impide la participación de las mismas en diversos espacios. De esta manera, toma gran relevancia reconocer la problemática detrás de los trabajos domésticos no remunerados, que tienden a agrandar la brecha de género en la sociedad.


Siguiendo esta línea, resulta importante hacer hincapié en los motivos por los cuales se producen las diferencias en cuanto a participación. Aquí se visibiliza que son los patrones sociales que sostienen la desigualdad, los que hacen que las mujeres se puedan ver más perjudicadas y tengan menor capacidad para adaptarse y responder ante eventos climáticos.


Teniendo en cuenta esta realidad, las diferencias estructurales se trasladan a las políticas de adaptación al cambio climático. De este modo, ante un acontecimiento climático son las mujeres quienes se hacen cargo de las acciones de cuidado, incluso si su su propia salud física y mental están afectadas. En este punto, cobra importancia la educación en igualdad de género a la que la sociedad tiene acceso. Prestando particular atención a las políticas educativas, que además inciden en los hogares, las personas estarían en igualdad de condiciones para responder y adaptarse a determinados eventos.


Acciones de Mitigación y Adaptación al cambio climático con enfoque de género


Tras definir y analizar la realidad que enfrentan las mujeres y disidencias en el marco de la acción climática, se hace necesario indagar sobre qué acciones se deben llevar adelante para comenzar a revertir la situación.


Es preciso el enfoque de género en el delineamiento de las acciones de Adaptación. Empezar a pensarlas en términos sociales y no sólo en lo que respecta al ámbito técnico. En la misma línea, se deberían visualizar las estrategias de Mitigación, ya que no todas las personas emiten Gases de Efecto Invernadero (GEI), de igual manera.


Respecto a las políticas públicas, un paso necesario para ir hacia la reducción de brechas, es pensar en un enfoque contextual a la hora de diseñarlas, que den la posibilidad de comprender cuál es el origen de la vulnerabilidad y cuáles pueden ser los impactos diferenciados del cambio climático según cada contexto.


También resulta fundamental comprender que hay factores culturales, simbólicos y sociales que sostienen estas desigualdades y que reducen las posibilidades de desarrollo. Los efectos del cambio climático son negativos en la salud, en las posibilidades de producción y en los medios de vida. Agravan aún más estas vulnerabilidades y terminan redundando hacia una mayor desigualdad.


Es sustancial identificar cuáles son los patrones que reproducen estas desigualdades. Esto permitirá que no empeore la situación de los sectores más vulnerables. ¿Qué implican estas acciones? Incorporar la perspectiva de género, diversidades, la interseccionalidad y ver los distintos entrecruzamientos entre categorías. Lo cual sería fundamental a la hora de diseñar las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático.


Según destaca el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en los próximos años, el reto consistirá en ayudar a los gobiernos para que cambien las estructuras de poder. También será relevante que los sistemas que exacerban las desigualdades de género e impiden que se ejerza el liderazgo de las mujeres, se modifiquen, a medida que fortalecen la mitigación y la adaptación ante los fenómenos climáticos.


“Además, pese a que las ventajas de dirigir la financiación climática hacia la acción climática con perspectiva de género son claras, estas se deben conocer y comprender de manera más generalizada. Las desigualdades suponen costos de desarrollo en toda la sociedad, más especialmente en un momento en el que las personas luchan por hacer frente a los efectos del cambio climático”, destacan.


La importancia de generar políticas que apoyen a la igualdad de género radica en que, sin el impulso necesario, disminuye notablemente la esperanza de alcanzar la transformación necesaria para combatir el cambio climático y garantizar un futuro sostenible y justo para todos.



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