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COP16 de Biodiversidad: tras dos semanas de negociaciones quedaron luces y sombras

Desde FARN destacaron la creación del Fondo de Cali, un nuevo mecanismo financiero para la distribución equitativa de beneficios derivados del uso de Información de Secuencias Digitales.

Otro de los logros más destacados de la COP16 fue la aprobación de un órgano subsidiario sobre conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas y comunidades locales.


Argentina presentó su Estrategia Nacional de Biodiversidad, sin embargo, desde FARN señalan que el documento incluye numerosas metas generales y carece de plazos concretos para el cumplimiento de la mayoría de las acciones propuestas.



El pasado 2 de noviembre concluyó la 16° Conferencia de las Partes (COP16) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de la ONU en Cali, Colombia. Durante el encuentro, con más de 190 países presentes, se discutieron temas como el financiamiento para la implementación de acciones nacionales en biodiversidad, las necesidades científico-técnicas y el proceso de monitoreo del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MMB), los vínculos entre biodiversidad y cambio climático, las áreas marinas ecológica y biológicamente importantes, y posibles mejoras en la participación de pueblos indígenas y comunidades locales en el proceso del CDB, incluyendo un nuevo órgano subsidiario sobre conocimientos tradicionales.


“Aunque se alcanzaron algunos acuerdos relevantes, varias decisiones importantes quedaron pendientes. Entre los temas que serán retomados en futuras reuniones presenciales, no antes de la segunda mitad de 2025, están: la estrategia de movilización de recursos y el mecanismo financiero, el marco de monitoreo y los mecanismos de planificación, y el monitoreo, reporte y revisión de las metas a 2030 del marco mundial.”, mencionó Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).


Movilización de recursos y financiamiento


Los países continúan divididos en torno al tema del financiamiento y, particularmente, respecto a la creación de un nuevo fondo mundial para la biodiversidad bajo la autoridad de la COP, un instrumento reclamado por los países del Sur Global, especialmente el Grupo Africano.


“A dos meses de terminar el 2024, la movilización de recursos acordada en la Meta 19 del MMB de USD 20.000 millones anuales para 2025 desde países desarrollados a los países en vías de desarrollo no se ha cumplido, que ya es un monto muy por debajo de lo que se necesita para cumplir con el Marco Mundial”, señaló Di Pangracio.


El Fondo Fiduciario del Marco Mundial de Biodiversidad roza los USD 400 millones en compromisos de Austria, Canadá, Dinamarca, Francia, Alemania, Japón, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Noruega, Provincia de Québec, España y el Reino Unido. “Los países ricos deben cumplir con los compromisos asumidos en la Meta 19 del Marco Mundial. Pero también todos los países deben comprometer más fondos de sus propios presupuestos al cuidado de la biodiversidad, y eso incluye los miles de millones de dólares que cada año otorgan bajo subsidios e incentivos a prácticas y actividades que son perjudiciales para la naturaleza”, agregó Di Pangracio.En Argentina, según un análisis de FARN sobre el proyecto de Ley de Presupuesto 2025, el año que viene desde el Estado se brindará más de $305 mil millones de pesos en favor de los hidrocarburos, de los cuales $77 mil millones son destinados a la demanda y $228 mil millones a la oferta.


“El redireccionamiento de subsidios e incentivos perjudiciales hacia acciones de conservación, uso sostenible y restauración de la biodiversidad, tal como la indicada la Meta 18, es clave para cerrar la brecha financiera que se estima en USD 700.000 millones por año. En tanto se siga invirtiendo en destruir la biodiversidad, los esfuerzos para conservarla nunca serán suficientes”, remató Laura Lapalma, coordinadora de proyectos del área de Biodiversidad de FARN.


En la última sesión plenaria del 1 de noviembre, Colombia puso sobre la mesa un proyecto de decisión que incluía el establecimiento de un instrumento de financiación mundial dedicado a la biodiversidad. Pero, Estados Parte como Japón, Suiza y la Unión Europea (UE) indicaron que no podían acompañar la creación de un nuevo fondo en la COP16.


Así, “los Estados Parte del CDB dejaron Cali sin adoptar una clara hoja de ruta de financiación para la biodiversidad cuando solo restan poco más de cinco años para cumplir el Marco Mundial de Biodiversidad”, advirtió la directora ejecutiva adjunta de FARN.


A su vez, indicó: “Cabe resaltar como un logro positivo de la COP16 la creación, tras largas discusiones, de un nuevo mecanismo financiero denominado Fondo de Cali para la distribución equitativa de beneficios derivados del uso de Información de Secuencias Digitales (DSI, por sus siglas en inglés)”. 


Este fondo supone la primera herramienta internacional para financiar la conservación casi en su totalidad con dinero del sector privado. También implica que las empresas y científicos de las regiones ricas, dedicadas a la farmacéutica, cosmética y biotecnología, deberán compartir los beneficios que obtienen de los recursos naturales, aunque se colecten en forma de ADN digital.


Conforme lo decidido en la COP16, las empresas deberán destinar al Fondo de Cali el 1% de los beneficios o el 0,1% de los ingresos, aunque admite cierta flexibilidad y sigue sujeto a revisión.


La decisión de la COP16 indica que al menos la mitad del dinero se destinará a apoyar a los pueblos indígenas y las comunidades locales, directamente o a través de los Estados. También se deberán compartir beneficios no monetarios que incluyen el intercambio de conocimientos y el desarrollo de capacidades, especialmente en las comunidades.


Este fondo establece las bases de lo que podría ser un mecanismo inclusivo, aunque Di Pangracio plantea que es difícil advertir en este punto si permitirá efectivamente que quienes se benefician económicamente de la naturaleza contribuyan a su protección y restauración.


Marco de monitoreo y mecanismos para la planificación, monitoreo, reporte y revisión


Uno de los textos más críticos que quedaron sin aprobar durante la COP16 fueron el marco de monitoreo y los mecanismos de planificación, monitoreo, reporte y revisión (PMRR, por sus siglas en inglés), incluyendo la revisión global del progreso colectivo en la implementación del MMB a realizar en la COP17 en 2026 y en la COP19 en 2030. “Estos son esenciales para evaluar los avances y obstáculos en el cumplimiento de las metas del MMB a 2030 y asegurar que los compromisos asumidos por los países sean medibles y que los avances puedan ser reportados de manera transparente y efectiva”, agregó sobre este punto Di Pangracio.


Además, sostuvo: “La falta de adopción formal de estas herramientas de monitoreo y PMRR hasta una próxima reunión podría complicar la implementación del MMB a nivel global y nacional. No obstante, al ser un texto consensuado, aunque no técnicamente aprobado por la COP, se espera que los países lo puedan ir aplicando de manera voluntaria, basándose en los indicadores y lineamientos propuestos a nivel global para la acción local”. 


Una novedad dentro de los mecanismos de PMRR, explicó Di Pangracio, es la posibilidad de que actores no estatales, como organizaciones de la sociedad civil, puedan comunicar sus compromisos de forma voluntaria para contribuir a las metas nacionales y globales de biodiversidad, y se les alienta a reportar avances en el futuro.


Biodiversidad, cambio climático y áreas marinas de importancia ecológica o biológica


Otro punto destacado de la COP16 fue el acuerdo sobre las modalidades, basadas en pruebas científicas y técnicas, para la modificación de la descripción de áreas marinas de importancia ecológica o biológica (EBSAs, por sus siglas en inglés) y la descripción de otras nuevas, tras ocho años de negociaciones. La decisión adoptada facilita una herramienta que contribuirá a alcanzar los objetivos del MMB y del recientemente adoptado Tratado de Alta Mar, haciendo pleno uso del enfoque ecosistémico.Respecto al abordaje conjunto de la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, Ana Parellada, responsable en el área de Biodiversidad de FARN, destacó la reafirmación de la moratoria de facto sobre el despliegue de actividades de geoingeniería climática. “Es importante que esta moratoria se mantenga ante los potenciales impactos negativos que puede tener la geoingeniería sobre la biodiversidad”, expresó Parellada.


Sin embargo, sobre el papel de los combustibles fósiles en la crisis climática, advirtió: “ante la presión categórica de algunos de los países petroleros durante las negociaciones, se eliminó cualquier referencia a los combustibles fósiles, la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Esta referencia solo se logró recientemente en las discusiones climáticas”.


En Cali, camino a las siguientes COP sobre cambio climático —COP29 en Bakú, Azerbaiyán, y COP30 en Belém, Brasil, los Estados llamaron a identificar y maximizar las sinergias potenciales entre la biodiversidad y las acciones climáticas y una mayor colaboración entre los los puntos focales nacionales y las secretarías del Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), así como la coherencia de políticas derivadas de tales procesos.


Pueblos indígenas y comunidades locales: un avance histórico en la COP16


Parellada señaló que uno de los logros más destacados de la COP16 fue la aprobación de un órgano subsidiario sobre conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas y comunidades locales (artículo 8 j) y otras disposiciones del CDB. Este es acompañado por un programa de trabajo. Mayores precisiones sobre su estructura y operatividad se esperan para la COP17 que tendrá lugar en Yerevan, Armenia. 


“Esto eleva la voz de comunidades indígenas y locales en el proceso del Convenio y supone un paso más en el reconocimiento que desde sus inicios el CDB ha hecho sobre su rol como guardianes de la biodiversidad. La decisión fortalece a pueblos indígenas y comunidades locales como actores clave en la conservación y les otorga mayor influencia en las negociaciones”, subrayó Parellada.


En esta línea, otro logro de la COP16 fue el reconocimiento, por primera vez, de la importancia de las comunidades afrodescendientes que encarnan estilos de vida tradicionales en la conservación de la diversidad biológica y en la aplicación del CDB en algunos países, un tema de agenda especialmente importante para el país anfitrión.


Estrategias Nacionales de Biodiversidad, el caso de la Argentina


El principal instrumento de aplicación del CDB y su MMB son las Estrategias Nacionales de Biodiversidad y Planes de Acción (ENBPA), que cada país debía presentar para la COP16. Al momento de finalización de la COP16, 44 de los 196 países habían presentado su ENBPA. La COP16 hizo un renovado llamado a los Estados Parte a la pronta presentación de sus ENBPA alineadas con el MMB a 2030. “Cuanto más se dilaten en presentarlas, más tardarán en implementarlas", advirtió Parellada.


El pasado 30 de octubre, Argentina presentó su Estrategia Nacional de Biodiversidad y Plan de Acción (ENBPA) en el sistema oficial del CDB. Existió un proceso participativo para poder aportar a la actualización de la ENBPA, coordinado por la Comisión Nacional de Biodiversidad (CONADIBIO), quedando su redacción y adopción final del texto a cargo de las autoridades con poder de toma de decisión. 


“Es de suma importancia que la Argentina haya logrado cumplir con este compromiso para la COP16. La ENBPA trae aspectos prometedores como la necesidad de sancionar una ley de presupuestos mínimos sobre conservación y restauración de la biodiversidad, desarrollar una Lista Roja de Ecosistemas para 2025, tener un 30% de áreas terrestres y costero-marinas protegidas y conservadas para 2030, y contar con un Plan Nacional de Restauración para 2026. Integra los mandatos del Acuerdo de Escazú y establece la implementación de mecanismos de consulta previa, libre e informada a las comunidades indígenas ante la toma de decisiones que pudieran afectarlas”, sostuvo Di Pangracio.


Aunque agregó que “la Estrategia tiene muchas metas que son generales y carecen de plazos esperados para el cumplimiento de la mayoría de las acciones propuestas, limitándose en varios casos a designar como metas intermedias a labores de diagnóstico. En todas las metas nacionales se indican como metas intermedias la simple implementación de legislaciones, planes, programas y proyectos ya existentes”.


“Al hito de la presentación de la Estrategia Nacional de Biodiversidad le sigue de inmediato la fase de implementación, la cual deberá ser también participativa, en el marco institucional de la CONADIBIO”, afirmó Parellada.


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