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Foto del escritor Josefina Blasco Firpo

Acuerdo UE-Mercosur: una oportunidad para fortalecer la integración regional

Las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), iniciadas en 1999, se basaron en el Acuerdo Marco de Cooperación firmado en 1995, el cual

propuso una relación auténtica de "bloque a bloque", tratándose del primer

convenio entre dos uniones aduaneras con personalidad jurídica internacional. El acuerdo entre la UE y el Mercosur anunciado en 2024 resulta especialmente oportuno ya que se alcanzó en un contexto global marcado por el deterioro del multilateralismo. En las últimas décadas, las negociaciones comerciales multilaterales bajo las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) han enfrentado un estancamiento prolongado. Este bloqueo se debe, en parte, a las dificultades para avanzar en negociaciones con economías emergentes cuyo enfoque productivo está centrado en la agricultura. Además, los procedimientos rígidos de toma de decisiones en la OMC dificultan la actualización de sus normativas, algo crucial para abordar prácticas de algunos miembros que recurren frecuentemente al apoyo estatal a sus empresas. 

Grafico 1. Porcentaje PBI per cápita mundial abarcado por acuerdos del Mercosur y la UE en comparación a los acuerdos de las respectivas partes con terceros. Fuente. Yotov et. al, Organización Mundial del Comercio. Año 2016.

Por este motivo, en las últimas dos décadas, la política comercial de muchos países ha girado hacia acuerdos bilaterales y plurilaterales, dejando en un segundo plano los tratados multilaterales. En este período, se implementaron 220 nuevos acuerdos en todo el mundo (Yotov et al, 2016). La UE ha sido una de las regiones más activas en este ámbito, destacándose los tratados firmados con Canadá (2017), Japón (2018) y, más recientemente, el acercamiento hacia el Mercosur. Dichas iniciativas reflejan una estrategia para contrarrestar las limitaciones del marco multilateral.

A la hora de analizar el acuerdo UE-Mercosur, se debe destacar un elemento clave: la asimetría, que influye en la capacidad de negociación de cada parte. El comercio entre ambos bloques es principalmente interindustrial: el Mercosur exporta productos agroindustriales, minerales y metales, mientras que importa bienes manufacturados como maquinaria, vehículos, productos químicos y farmacéuticos. Cabe destacar que la balanza comercial entre los bloques es equilibrada, con valores similares en exportaciones e importaciones. Sin embargo, en los últimos cinco años, el promedio de las exportaciones del Mercosur destinadas a la UE fue del 16%, una disminución considerable respecto al 25% registrado en el año 2000 (Malamud, 2022).  


El 28 de junio de 2019, la UE y el Mercosur sorprendieron al concluir las

negociaciones del capítulo de comercio e inversiones del Acuerdo de Asociación, un

proceso que ambas partes habían llevado a cabo de forma intermitente durante dos

décadas. Ambos bloques anunciaron el acuerdo durante la Cumbre del G-20 en Osaka (Japón), enviando un poderoso mensaje político a favor del multilateralismo y el libre comercio en un contexto marcado por la guerra comercial y tecnológica entre China y Estados Unidos (EE.UU.), la amenaza de medidas proteccionistas por parte de este último hacia la UE y otros países, y una globalización en crisis, junto con el cuestionamiento del orden liberal internacional. 

El acuerdo de junio de 2019 establece que los aranceles se reducirán al 0%. Mercosur eliminará aranceles en sectores como automóviles, autopartes, maquinaria, productos químicos y farmacéuticos. En estos sectores, la liberalización abarca más del 90% de los productos exportados desde la UE. Todas las reducciones de aranceles ofrecidas por Mercosur serán lineales, excepto en el caso de los vehículos de pasajeros. Este proceso incluye un período de gracia de siete años, acompañado de una cuota transitoria de 50,000 unidades a mitad del plazo arancelario (Olivera y Villani, 2017).

De ratificarse, el acuerdo tendrá un impacto profundo en los países del Mercosur, impulsando una reestructuración del modelo productivo, con efectos significativos en la industria manufacturera, especialmente en sectores clave como automóviles, autopartes, textiles y calzado. Dentro del Mercosur, los efectos serán diferenciados. Las economías de Brasil y Argentina concentran casi la totalidad del producto bruto del bloque; en 2011, representaban el 97% de la economía del Mercosur (Olivera y Villani, 2017). Las industrias manufactureras están particularmente localizadas en estos dos países.

Las negociaciones lograron un acuerdo preliminar en los pilares de diálogo político y cooperación, aunque el cierre del capítulo comercial seguía siendo un desafío importante. La histórica coalición agrícola-ganadera de la UE, encabezada por Francia y respaldada por países como Irlanda y Polonia, se opuso firmemente a una mayor apertura en el sector agrícola. Al mismo tiempo, Alemania instó a Bruselas a mejorar las condiciones de acceso al mercado europeo para vehículos y otros bienes industriales.


El 6 de diciembre de 2024, en Montevideo, se alcanzó un acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur, concretándose así un avance luego de las negociaciones del 28 de junio de 2019 en Bruselas. En ambas ocasiones, los negociadores celebraron el logro y afirmaron que únicamente quedaban pendientes la revisión técnica y la traducción del texto a las 24 lenguas oficiales de la UE. El acuerdo conectaría los dos mayores bloques regionales del mundo, abarcando a más de 700 millones de personas (aproximadamente dos tercios en Europa y un tercio en el Mercosur). La UE sigue siendo el principal socio comercial e inversor de los países del Mercosur.


En este marco, se estima que la mayoría de los Estados miembros de la UE votará a favor del acuerdo, pero se cree que Francia intentará formar una minoría suficiente para bloquearlo, ya que se requiere una mayoría cualificada para su aprobación y las abstenciones se consideran votos negativos. Francia cuenta ahora con el apoyo de Bélgica, Austria, Irlanda, Luxemburgo, Polonia, Países Bajos e Irlanda. Sin embargo, este bloque no es suficiente para obstruirlo, dado que se requiere el 35% de los países y el 45% de la población. Italia aún no ha tomado una postura clara, si bien la oposición dentro del gobierno italiano está en aumento. De unirse al rechazo, el acuerdo quedaría bloqueado indefinidamente (Euronews, 2024). 


El capítulo ambiental: entre los temas más cuestionados 

El principal desafío radica en la resistencia de varios países latinoamericanos frente a las demandas ambientales de Europa. Aunque la UE y el Mercosur firmaron un acuerdo comercial en 2019, las negociaciones sobre un anexo relacionado con la protección ambiental aún no han concluido. Los europeos, especialmente los franceses, proponen la implementación de sanciones por daños al medio ambiente, mientras que los líderes sudamericanos argumentan que sus economías dependen del modelo extractivista y agropecuario (Econews, 2024). 


El Pacto Verde Europeo se ha convertido en un obstáculo para la implementación del Acuerdo UE-Mercosur. Este pacto, que busca posicionar a la UE como líder global en la defensa del ambiente y la lucha contra el cambio climático, establece estrictas restricciones ambientales dentro de sus fronteras, lo que complica las negociaciones con los países sudamericanos (Ghiotto y Echaide, 2020).

Tras cinco años de negociaciones, además de algunos ajustes al texto inicial acordado en 2019, el cambio más significativo es el compromiso de cumplir simultáneamente con el Acuerdo de París sobre cambio climático, con la posibilidad de suspender beneficios si alguna de las partes no lo respeta. Además, un panel de arbitraje podrá determinar si las políticas de alguna de las partes restringen los beneficios del acuerdo comercial (Econews, 2024). 

Europa solicita a Brasil mayores esfuerzos para proteger la Amazonia y otras áreas naturales, exigiendo que el texto final del acuerdo incluya medidas específicas de protección ambiental. Entre estas, se destaca un objetivo provisional de reducción de la deforestación que Brasil debería cumplir para 2025, según las demandas europeas. El texto establece que tanto Europa como Mercosur se comprometen a “detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para 2030, garantizando al mismo tiempo un desarrollo sostenible y una transformación rural inclusiva”. Además, plantea como meta reducir al menos en un 50% la deforestación actual para 2025 (Econews, 2024). 



Europa y América Latina frente a Trump 2.0

Las negociaciones entre la UE y el Mercosur, que se han extendido por más de 20 años, han reflejado tanto la dinámica predominante de una globalización regionalizada como los retos derivados de las asimetrías en su relación y sus límites sociales. Estas asimetrías explican fenómenos como el proteccionismo agrícola en Europa y el proteccionismo industrial en el Mercosur.

El avance hacia un acuerdo en 2019 fue posible en gran medida debido al temor de ambas partes ante la crisis de la globalización. En América del Sur, esto se manifestó con el fin del auge de las materias primas, mientras que en la UE, las tensiones derivadas de las guerras comerciales impulsadas por Donald Trump y el Brexit marcaron el inicio de una etapa caracterizada por un mayor nacionalismo económico, la impugnación de las reglas multilaterales y la fragmentación de la economía global en medio de alineamientos geopolíticos crecientes.

El acuerdo UE-Mercosur tiene un claro significado político. En momentos en que se anticipa que Donald Trump, al asumir la presidencia de EE.UU., podría imponer nuevos

aranceles, tanto Europa como el Mercosur envían un mensaje contrario a las

políticas proteccionistas. Europa ya ha enfrentado una situación similar anteriormente, ya que la imposición de aranceles en 2017, durante la anterior presidencia de Trump, tomó al bloque europeo por sorpresa.


Por su parte, es lógico que Europa busque proteger sus intereses. Puede optar por hacerlo de manera gradual, para mantener espacio ante una posible negociación, o puede hacerlo de una sola vez, dependiendo de la actitud de EE. UU. En este marco , la UE debe priorizar las alianzas. Puede coordinar todas estas medidas con sus socios comerciales alrededor del mundo, quienes enfrentarán las mismas dificultades (entre ellos, el Mercosur), alcanzando así ,finalmente, un acuerdo comercial.


Sin embargo, alcanzar un acuerdo es aún más significativo para el bloque del Cono Sur por una simple razón: representa una de las pocas oportunidades restantes para potenciar significativamente su expansión comercial. Esto se debe a que los aranceles en el Mercosur siguen siendo elevados en diversos sectores como manufacturas, productos químicos, farmacéuticos y agrícolas, mientras que, en la UE, sectores como el agrícola también enfrentan barreras similares. En un contexto global donde las posibilidades de generar un impulso considerable al comercio mediante acuerdos bilaterales son cada vez más limitadas, este acuerdo destaca como una excepción. 


El acuerdo UE-Mercosur, para los Estados miembros latinoamericanos, debe ser entendido como una alternativa que podría actuar como un eje clave para superar las divergencias y revitalizar el proyecto de la integración económica, al proporcionar mayor flexibilidad para negociar con futuros socios y modernizar sus herramientas. Este enfoque no sólo fortalecería la cohesión interna de los países del Mercosur, sino que también mejoraría su competitividad en el escenario mundial, al permitirles aprovechar las oportunidades que surgen en un mundo cada vez más interconectado. En última instancia, el acuerdo tiene el potencial de transformar al bloque en un mecanismo más eficaz de integración regional, posicionándolo mejor para enfrentar los retos económicos y políticos del futuro. 



 

Bibliografía

Álvarez, M; Zelicovich, J. (2020). El acuerdo MERCOSUR-Unión Europea:

un abordaje multicausal de la conclusión del proceso negociador. Universidad

Autónoma de Madrid, 2020, pp. 107-125 https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/157391


Bouzas, R. (2004). “Las negociaciones UE-Mercosur. Entre la lentitud y la


Carciofi, R. (2020). Acuerdo Mercosur-Unión Europea. Desafíos y oportunidades para Argentina. CIPPEC. https://www.cippec.org/publicacion/acuerdo-mercosur-union-europea-desafios-y-oportunidades-para-argentina/


Econews. (2024). El acuerdo Mercosur-Unión Europea está por firmarse: ¿Qué dice sobre el ambiente? https://econews.global/acuerdo-mercosur-union-europea-cop28/


Euronews. (2024, 6 de diciembre). Von der Leyen clinches EU-Mercosur trade deal, in face of French opposition. Euronews. https://www.euronews.com/my-europe/2024/12/06/von-der-leyen-clinches-eu-mercosur-trade-deal-in-face-of-french-opposition


Ghiotto, L; Echaide, J. (2020). Acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Estudio integral de sus cláusulas y efectos. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 


Malamud, A. (2022). Assessing the political dialogue and cooperation pillar of the EU-Mercosur Association Agreement: towards a bi-regional strategic partnership? European Parliament 's Committee on Foreign Affairs. https://www.europarl.europa.eu/thinktank/en/document/EXPO_IDA(2022)653652


Olivera, M. & Villani, D. (2017). Potenciales impactos económicos en Argentina y Brasil del

acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Revista Ensayos de

Yotov, Y. et al (2016). An Advanced Guide to Trade Policy Analysis. World Trade Organization. https://www.wto.org/english/res_e/booksp_e/advancedwtounctad2016_e.pdf


Zelicovich, J. (2019). El Acuerdo Mercosur-Unión Europea en su recta final.


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